Un Sábado Bien Aprovechado
Al terminar el día, Mary hizo girar a la chica en el espejo. Había reducido lo que antes era una masa de rizos enmarañados a un bulto de pelo enmarañado más manejable.
La niña sonrió, su primera sonrisa del día. Pero Mary sabía que aún les quedaba trabajo por hacer. Le devolvió la sonrisa y le preguntó si podía volver al día siguiente.