Segundo Día
Mary no solía abrir el salón los domingos por la mañana, pero esta era una ocasión especial. No estaba segura de que la chica fuera a aparecer, pero al empujar la puerta, vio su reflejo detrás de ella.
“¡Entra!”, gritó, haciendo entrar a la chica en el salón. La chica iba vestida de forma diferente a la del día anterior. Había cambiado el pantalón de chándal y la capucha por un vestido azul vaporoso y llevaba el pelo oscuro suelto. ¿Parecía más feliz? Mary lo averiguaría.