Corriendo Detrás De Ella
“Perdona, Lucy”, se disculpó Mary ante su clienta y atravesó el ajetreado salón hasta llegar a la calle. “¡Oye!”, gritó. La chica estaba casi doblando la esquina. “Vuelve”, dijo Mary.
La chica se detuvo y se dio la vuelta. Había miedo aparente en sus ojos y sus labios temblaban. Apartó la mirada de Mary. “Por favor, vuelve”, repitió María, con los labios curvados de nuevo. Necesitaba saber si la chica estaba bien.